BIENVENIDO A COMUNI CÁNDONOS EN EL FE Y A LEGRIA N° 24

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PATRICIA ORTIZ












domingo, 14 de octubre de 2012

LA METAMORFOSIS DE FRANZ KAFKA

VER CORTOMETRAJE BASADO EN LA METAMORFOSIS DE FRANZ KAFKA NOVELA DE VANGUARDIA
TRAILER PARTE 2
En cada persona hay un mundo diferente y único. Hay proyectos, caminos, hay una sensibilidad, una forma de entender, de ser, de mirar..., hay metas, cumbres..., diferentes, singulares. En el poder expresar este mundo diferente que cada persona es, se cifra justamente el tener una existencia auténtica o simplemente no tenerla. Sin embargo, al "mundo en general" no le interesa, y sin duda nunca le interesó ni interesará, el "ser singular", propio, diferente, de cada persona, un ser que es una posibilidad única del todo extraordinaria en su unicidad, sino que únicamente le interesa el ser anónimo "de todo el mundo", por ser este ser muchísimo más manejable, moldeable y, en definitiva, útil a los intereses anónimos de la sociedad, que, en suma, no son nunca otra cosa que los intereses privados de las minorías dominantes de aquélla o de aquellas otras que pretenden serlo. Cada persona, cada persona "en singular" siempre (el ser de "todo el mundo" nunca es el nuestro, ese ser es el ser de nadie), lleva dentro de sí un potencial absolutamente único, irrepetible, sorprendente, y, por lo tanto, constituye su propio fin. No obstante, debido a las enormes presiones sociales ejercidas sobre ella, ya activas desde su misma infancia, ésta se ve convertida en simple medio para el logro de las metas ajenas, anónimas, privadas, de un mundo "en general", anónimo, "de todo el mundo", que nunca tiene nada que ver con el propio. Y, en consecuencia, se ve transformada en nada, en nadie. Como una mina que hubiese sido saqueada. Gregorio Samsa no fue nunca maltratado, ultrajado, humillado, pero él se vio reducido a un mero medio para el sostenimiento económico de la familia y necesitó, para cumplir esta función, alienar su propio ser, su carácter y sus potencias únicas. Su vida, en consecuencia, no le era más que una sucesión inerte de actividades rutinarias, mecánicas, sin propiedad, creatividad, originalidad, ni vitalidad. Por lo tanto carecía por completo de sentido. Esta falta de sentido auténticamente personal queda expresada literariamente en la falta de posibilidades que implica la reducción a insecto, la muerte total de la libertad de ser uno mismo únicamente para verse transformado en el anónimo ser social compartido con todo el mundo, uniforme, gris y sin vida, útil socialmente, sin duda, pero una lápida tendida sobre lo personal, siendo así la carcasa del insecto una especie de cárcel ambulante.

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